La mayor parte del consumo de antibióticos en España, al igual que en otros países, se produce en el ámbito extrahospitalario donde alcanza aproximadamente el 90% del total. A su vez, el 85% de este consumo se destina a tratar infecciones respiratorias.
El uso de antibióticos tiene un fuerte carácter estacional, concentrado en los meses de noviembre a febrero, es decir, coincidiendo con el período de máxima prevalencia de infecciones respiratorias, la mayoría de ellas virales (Figura 1).
Figura 1- Patrón típico de la distribución estacional del consumo de antibióticos en el ámbito extrahospitalario en España. Fuente: Agencia Española del medicamento, Drs. F. De Abajo y E. Lázaro y la red europea de vigilancia de consumo de antibióticos (ESAC).
Como ejemplo del fuerte impacto de las infecciones virales sobre el uso de antibióticos, estudios en marcha en España, demuestran que la gripe afecta de forma importante a la prescripción de todas las familias de antibióticos en España, sobre todo betalactámicos (como la amoxicilina/clavulánico) y macrólidos (como la eritromicina, claritromicina o azitromicina).
En un estudio publicado en el año 2001 (1), España figuraba como el segundo país más consumidor de antibióticos de Europa, después de Francia. Además no sólo se observaron diferencias cuantitativas muy marcadas (el más consumidor, Francia, utilizaba 3 veces más antibióticos que el menos consumidor, Holanda), sino también cualitativas, ya que los países menos consumidores utilizan más los antibióticos de espectro bacteriano reducido en contraste con los países más consumidores como Francia y España, en los que no sólo se utilizan más antibióticos, sino que éstos son de espectro más amplio.
Asimismo, según un estudio europeo comparativo reciente (2), España se encuentra entre los países con mayor grado de automedicación con antibióticos en Europa y de acopio de los mismos en el hogar.